La sangre tiene razones / Que hacen engordar las venas
Pena sobre pena y pena / Hacen que uno pegue el grito.
La arena es un puñadito / Pero hay montañas de arena.
No permitas que te aplasten como hormiga; junta piedrita con piedrita, arena con canto rodado; corazón de hierro con cemento, y agítalo... Transfórmate en hormigón armado...
jueves, 30 de julio de 2009
miércoles, 22 de julio de 2009
Don Mario
Che 1997
Lo han cubierto de afiches
de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo
lo han transformado en pieza de consumo
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada
han decidido usarlo como epílogo
como última thule de la inocencia vana
como anejo arquetipo de santo o satanás
y quizás han resuelto que la única forma
de desprenderse de él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado
sin embargo los ojos incerrables del che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mando no entienda
que treinta años después sigue bregando
dulce y tenaz por la dicha del hombre
Vicente Zito Lema: “Más de una vez le dije a Mario que me resultaba bellísimo. Lo elijo porque la figura del Che marcó nuestra generación y es muy difícil escribir sobre él sin caer en el lugar común o convertirlo en una especie de dios o un bronce. Este texto toca lo profundo de Guevara sin caer en una exaltación menor y hace que se convierta en el hermano mayor, y menciono esa figura con profundo respeto. Otros lo verán como mito o superhombre, pero para nosotros (pienso en Paco Urondo, Juan Gelman, los que venimos del campo de la poesía) fue un hombre ligado a la vida cotidiana. No hicimos tanto como él para cambiar el mundo, pero hicimos lo que pudimos y cada uno corrió los riesgos que implica defender la vida y la libertad. En el poema hay amor y respeto, pero no idolatría sino lectura humana”.
Lo han cubierto de afiches
de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo
lo han transformado en pieza de consumo
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada
han decidido usarlo como epílogo
como última thule de la inocencia vana
como anejo arquetipo de santo o satanás
y quizás han resuelto que la única forma
de desprenderse de él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado
sin embargo los ojos incerrables del che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mando no entienda
que treinta años después sigue bregando
dulce y tenaz por la dicha del hombre
Vicente Zito Lema: “Más de una vez le dije a Mario que me resultaba bellísimo. Lo elijo porque la figura del Che marcó nuestra generación y es muy difícil escribir sobre él sin caer en el lugar común o convertirlo en una especie de dios o un bronce. Este texto toca lo profundo de Guevara sin caer en una exaltación menor y hace que se convierta en el hermano mayor, y menciono esa figura con profundo respeto. Otros lo verán como mito o superhombre, pero para nosotros (pienso en Paco Urondo, Juan Gelman, los que venimos del campo de la poesía) fue un hombre ligado a la vida cotidiana. No hicimos tanto como él para cambiar el mundo, pero hicimos lo que pudimos y cada uno corrió los riesgos que implica defender la vida y la libertad. En el poema hay amor y respeto, pero no idolatría sino lectura humana”.
lunes, 20 de julio de 2009
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