La sangre tiene razones / Que hacen engordar las venas

Pena sobre pena y pena / Hacen que uno pegue el grito.

La arena es un puñadito / Pero hay montañas de arena.

Atahualpa Yupanqui

No permitas que te aplasten como hormiga; junta piedrita con piedrita, arena con canto rodado; corazón de hierro con cemento, y agítalo... Transfórmate en hormigón armado... Osalto, año de la resistencia

Por Información sobre Acoso Laboral:

http://www.acosomoral.org/indexmobbing.htm

sábado, 17 de mayo de 2008

Al viejo; con todo cariño

El obrero en construcción

Él levantaba las casas

Donde antes no había nada

Como un pájaro sin alas

Él subía con las casas

Que brotaban de sus manos.

Mas todo desconocía

De su ímproba misión:

No sabía, por ejemplo

Que una casa es como un templo

Un templo sin religión.

Como tampoco sabía

Que la casa que él hacía

Construía su libertad

En su misma explotación.

En verdad, ¿cómo podía

Un obrero en construcción

Comprender por qué un ladrillo

Era más caro que un pan?

Ladrillos él apilaba

Con pala, escuadra y cemento

En cuanto al pan, lo comía...

¡Mas quién va a comer ladrillos!...

Y así el obrero iba

Con sudor y con cemento

Alzando una casa aquí

Allí un departamento

Allá una iglesia, al frente

Un cuartel y una prisión:

Prisión que lo apresaría

Si no fuese eventualmente

Un obrero en construcción.

Pero él desconocía

Este hecho verdadero:

Que el obrero hace la cosa

Y la cosa hace al obrero.

Así fue que cierto día

En la mesa, al ver el pan

Al obrero lo sacude

Una súbita emoción

Al constatar asombrado

Que todo en aquella mesa

- plato, vaso y botellón-

era él quien los hacía,

él, un humilde operario,

un obrero en construcción.

Miró en torno: quinqué,

Banco, catre, calderón,

Vidrio, ventana, pared,

Casa, ciudad y nación:

Todo, todo lo que había

Era él quien lo construía,

Él, un humilde operario,

Un obrero que sabía

Ejercer su profesión.

Ah, hombres de pensamiento

Vosotros nunca sabréis

Cuanto aquel humilde obrero

Llegó a saber esa vez!

En esa casa vacía

Que con sus manos alzara

Un mundo nuevo nacía

Que él jamás imaginara.

El obrero emocionado

Sus propias manos miró

Sus duras manos de obrero

De un obrero en construcción

Y observando sus huellas

Tuvo la revelación

De que en el mundo no había

Cosa que fuera tan bella.

Gracias a la comprensión

De ese instante solitario

Igual a su construcción

Así creció el operario.

Creció en alto y en profundo

En amplitud y corazón

Y cual todo lo que crece

Él en vano no creció:

A más de lo que sabía

- ejercer la profesión-

el operario adquirió

una nueva dimensión:

Descubrió la poesía.

Y un hecho nuevo se vio

Que a todos maravillaba:

Lo que el obrero decía,

Otro obrero lo escuchaba.

Así fue que el operario

De la obra en construcción

Que siempre decía “Sí”

Comenzó a decir “No”.

Y vio cosas a las que antes

No le prestaba atención:

Constató que su vianda

Es el plato del patrón

Que su botella de tinto

Es el whisky del patrón

Que su viejo mameluco

Es el ambo del patrón

Que su casuchín de tablas

Es la mansión del patrón

Que sus dos pies andariegos

Son los autos del patrón

Que la labor de sus días

Es la noche del patrón

Que su inmensa fatiga

Es amiga del patrón.

Y el obrero dijo: “¡No!”

Y el obrero se hizo fuerte

En su determinación.

Como era de esperar

Bocas de la delación

Murmuraron sus insidias

En oídos del patrón.

Pero el patrón no quería

Ninguna preocupación.

-“Hagan” que piense al contrario_

dijo él, del operario

y al decirlo, sonreía.

Al otro día el obrero

Salió de la construcción

Y fue enseguida rodeado

Por los de la delación

Y sufrió, predestinado

Una primera agresión.

Y fue su cara escupida

Y fue su brazo quebrado

Mas cuando fue preguntado

El obrero dijo: “¡No!”.

En vano sufrió el obrero

Esta primera agresión

Muchas otras le siguieron

Muchas otras seguirán.

Pero, por imprescindible

En la obra en construcción

Su trabajo proseguía

Y todo su sufrimiento

Mixturábase al cemento

De la obra que crecía.

Sintiendo que la violencia

No doblaría al obrero

Un día intento el patrón

Doblarlo de otra manera.

Así lo fue conduciendo

Muy alto en la construcción

Y en un momento de tiempo

Le señaló la región

Y mostrándola al obrero

Hizo esta declaración:

- Te daré todo el poder

Y su gran satisfacción

Porque a mí es entregado

Y a quien yo quiero lo doy.

Te daré tiempo de holgar

Y hasta tiempo de mujer.

Todo, todo cuanto ves

Será tuyo si me adoras

Y más aún si abandonas

Lo que te hace decir “No”.

Calló y miró al obrero

Que contemplando, pensaba

Pero lo que uno veía

El otro ni vislumbraba.

El obrero veía casa

Y adentro, en las estructuras

Veía cosas, objetos,

Productos, manufacturas.

Veía todo lo que hacía

El lucro de su patrón

Y en todo lo que veía

Misteriosamente había

Una marca de su mano

Y el obrero dijo: “¡No!”

-¡Locura! – gritó el patrón.

Yo te lo doy todo a ti.

-No puedes- dijo el obrero-

Darme lo que es mío a mí.

Y un gran silencio se hizo

Dentro de su corazón.

Un silencio de martirio,

Un silencio de prisión.

Un silencio acompasado

De pedidos de perdón

Un silencio angustiado

Como el miedo en soledad

Un silencio de torturas

Y gritos de maldición

Un silencio de fracturas

Causadas sin compasión.

Y el obrero oyó la voz

De los que son sus hermanos

Sus hermanos que murieron

Por otros que vivirán.

Una esperanza sincera

Creció en su corazón

Y en la noche que caía

Se agigantó la razón

De un hombre pobre, agredido.

La razón que convirtiera

En obrero construido

Al obrero en construcción.

Vinicius de Moraes

De “Antología Poética”

Ediciones de la Flor

Traducción de María Rosa Oliver

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