La sangre tiene razones / Que hacen engordar las venas

Pena sobre pena y pena / Hacen que uno pegue el grito.

La arena es un puñadito / Pero hay montañas de arena.

Atahualpa Yupanqui

No permitas que te aplasten como hormiga; junta piedrita con piedrita, arena con canto rodado; corazón de hierro con cemento, y agítalo... Transfórmate en hormigón armado... Osalto, año de la resistencia

Por Información sobre Acoso Laboral:

http://www.acosomoral.org/indexmobbing.htm

lunes, 25 de agosto de 2008

Esto está prohibido

Esto está prohibido

¿Conocéis los antiguos monumentos?

La razón del futuro de los siglos,

Su vibrante palanca,

La legítima sangre de los bronces,

Se esconden tras su piel adormecida.

Atrás, agazapados,

Arañando musgosos paredones,

Se dan cita sombríos funcionarios.

Están allí, con hálito de incienso,

Levitas con polilla y pergaminos,

Correajes de lustre prepotente,

Turbios ríos de insulto

Y una pesada llave lista.

Ellos son los guardianes.

Ellos hielan el bronce y encadenan

La voz de las estatuas verdaderas.

Gustan a veces de discursos.

Cantan

-siempre con voz de antigua podredumbre-

los encendidos himnos de la Patria.

Pero cuando la Historia se despierta,

Cuando Mayo es verdad y brazos jóvenes

Retoman su bandera,

Ellos prefieren orinar su miedo

Sobre la piel helada de los bronces.

Entonces se encaraman, carraspean

Y dicen gravemente:

“Está prohibido. Todo está prohibido.

Mayo está censurado en este tiempo.

Los huesos de Moreno se pudrieron.

Nosotros escupimos sus cenizas.

La Patria está prohibida, ciudadanos.

La Libertad lo exige,

La amenazada Democracia clama

Por nuestro duro auxilio uniformado.

Y nosotros prohibimos, censuramos,

Moriremos prohibiendo y censurando”.

La juventud escucha.

Los obreros escuchan.

Desde los campos mismos

Ardientes, lejanísimos y nuestros,

Un multánime oído los escucha.

Y la vergüenza corre como sangre

Por la querida y humillada tierra.

Pero no importa. El pueblo escucha, escucha.

Aprieta su vergüenza como un puño

Y si calla, no duerme,

No silencia sus venas ardorosas.

Yo sé, tú sabes, cada obrero sabe

Que amasa su respuesta.

Una respuesta máscula y rotunda

Que hará vibrar el alma de los bronces.

Horacio Raúl Klappenbach

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